Show must go on: concierto accidentado en Elorrio

Me las prometía yo muy felices cuando escribí el anterior post en el que me despedía de Madrid para irme de gira por el norte.

Y la verdad es que los conciertos hasta hace dos días han ido fantásticamente bien: el estreno de Itzi canta a Bessie en el Festival de Jazz de Vitoria, el featuring con Greg Izor en Arrasate Blues y la velada en el precioso entorno Uhagon de Markina Xemein nos han dado grandes alegrías.

Foto de Paula de la Fuente, Vitoria, 9 de julio de 2022.

Y el festival Musikaire, en Elorrio, también prometía. Nuestra actuación programada en el impresionante jardín del Palacio Lariz, del siglo XVIII, un día soleado pero no caluroso, un magnífico piano de cola para Paul … pero se cruzó por medio un traspiés mal dado nada más llegar al lugar del evento que me tumbó en el suelo durante una hora, retorcida de dolor, hasta que me llevaron al hospital más cercano (Arrasate), donde fui atendida rápida y eficientemente. “Si alguien me quita el dolor, yo doy el bolo. Pero me tienen que quitar el dolor”.

A la espera de mi diagnóstico, llegó la hora del concierto y mis músicos, profesionales y entusiastas, se subieron al escenario a tocar maravillosamente un improvisado set de temas instrumentales sin saber si yo podría actuar o no. Show must go on: a los músicos dales instrumentos y público y ellos te dan el show.

Mientras Paul, Fran, Inhar, Asier y Dani entretenían a la audiencia, a mí dos enfermeras me enyesaban hasta la rodilla y me ayudaban a cambiarme el vestido. Con esguince y escayola, ya solo faltaba revisar el maquillaje y cepillarme el pelo para estar lista para el escenario.

Del hospital directa al escenario. Foto en el hospital Alto Deba de Arrasate.

Desde el hospital al palacio Lariz me llevaron en furgoneta, me esperaron 4 personas con una silla de ruedas para acercarme al escenario y subirme en la misma silla a dar el concierto, mientras el público aplaudía a mis músicos, a la cantante que llegaba accidentada o a toda la situación, entre tierna y cómica.

Y dimos el concierto, claro. Canté lo mejor que pude, mis músicos estuvieron brillantes y el público se entregó y terminó el concierto aplaudiendo en pie.

La caída queda en anécdota y la escayola será mi compañera durante 8 días más, pero el recuerdo del concierto en el Palacio Lariz me acompañará siempre.





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¡Hasta pronto, Madrid, me voy de gira!