Nuevo año, nuevo hito, nuevos retos: mi paso por el Café Central

Este fue el principio del último concierto.

La de cosas que se me pasaron por la cabeza cuando me llamaron para actuar en el Central.

Había caído fulminada por la gripe navideña que tumbó a toda España. Así que un 50% de mí pensaba que era un delirio febril. Y el otro 50% imaginó un milagro de Nochebuena.

Ni una cosa ni la otra. Era algo bien real, fruto de mi perseverancia.

Para este concierto llamé a un pianista al que admiro mucho, Iñigo Ruiz de Gordejuela, y a un baterista con estilo que me había llamado la atención en algún concierto, Mikel Urretagoiena. Ambos, además son íntimos amigos y tocan mucho juntos, y se ensamblaron muy bien con Raúl.

El ambiente del Central es cálido y acogedor para los músicos.

Cuatro conciertos en dos días, cada uno de ellos completamente distinto de los demás. Momentos especiales, mucha conexión con el público, algún percance, buenos amigos arriba y abajo del escenario y la experiencia irremplazable de actuar en el que prácticamente es el único local de música en directo que queda en Madrid dedicado en exclusiva a estos estilos.

Momentazo con mi amiga Esther Tablas.

Preciosa experiencia. Agradecidísima de haberla vivido y tan bien acompañada.

Hasta pronto, Café Central.

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